Los fundamentalistas de la vida

El ser humano lleva muy poco tiempo caminando sobre la Tierra, sin embargo, el impacto de sus pasos se puede apreciar en cada rincón que se mire. La moral es algo que cambia. Lo que hoy es moralmente aceptado, antes no lo era. Algo que no se ha librado de estos giros es el trato hacia los animales. Antes, todos los seres vivos no humanos recibían un trato utilitario, simples herramientas para los fines del hombre. Ahora se llega al extremo de decir que el hombre no puede matar a otro ser vivo. Simplemente, matar es malo.

Los vegetarianos se están comportando como una religión fundamentalista donde todo aquel que dañe a un ser vivo es no solo un ser inmoral, sino un enemigo.

La muerte no es mala, al contrario, es parte primordial de la naturaleza, ya que permite que todo se renueve. Cuando un árbol cae en la selva deja una escena de muerte y destrucción, pero eso no dura mucho. El espacio que se descubrió al caer el árbol permite la entrada de luz solar al suelo de la selva lo cual impulsa el crecimiento de los retoños de arboles que de otra forma jamás hubieran crecido. La selva se renueva a partir de la muerte.

No entiendo porque los ambientalistas se alarman tanto cuando un hombre mata a un animal pero no dicen nada cuando un león mata a una cebra. Pero el ser humano necesita comer carne. Es parte de nuestra dieta, no podemos dejar y negar miles de años de evolución por imponer una nueva moral donde el hombre solo come vegetales y no “asesina” animales. El imponer cualquier cosa, aun cuanto está sea lo mejor según tu moral, atenta contra los derechos y la libertad de los demás.

Es cierto que el hombre ha alterado el equilibrio en casi todos los ecosistemas, por lo que es nuestra responsabilidad restituirlo, sin embargo, para estos fundamentalistas de la vida, muchas veces el método necesario a implementar les resulta inmoral. Sabemos que existe una cadena alimenticia donde los depredadores se encargan controlar la población de las otras especies. Si el depredador desaparece, los demás individuos van a proliferar de tal forma que la fuente de alimento no será suficiente para todos y, eventualmente, morían de hambre.

La población de osos polares y de tiburones a descendido rápidamente. Ambos son los principales depredadores de la foca del ártico cuales crías parecen de peluche. El gobierno canadiense, para suplir las funciones de los depredadores, permitió la caza de crías de focas con tal de evitar su crecimiento indiscriminado, lo que llevaría a la extinción de la especie por inanición. Pero ¿cómo se atreven a matar foquitas? ¡Son unos salvajes, asesinos!

Queridos lectores, los fundamentalistas de la vida se enfocan en salvar a aquellos animalitos que parecen tiernos y acariciables —focas, ballenas, pandas, venados, elefantes, etcétera— Sin embargo, cada año se extinguen muchas especies menos carismáticas como tiburones, ranas, peces, insectos, y solo porque son lindas.

Existe una subclase de fundamentalistas de la vida llamadas “veganos” los cuales no solo no comen carne, sino tampoco usan ningún producto de origen animal.

Ser vegano resulta imposible en nuestra sociedad. El jabón, el champoo, los perfumes, y diversas cremas proceden de grasa y secreciones de origen animal. Los medicamentos, las vacunas y los antídotos fueron probados o producidos en animales que no nacieron para otra cosa. Zapatos, chamarras, bolsos, carteras son fabricados con pieles de animales que no solo te protegen sino que te dan estilo. Incluso el sistema digestivo de las mascotas y demás animales protegidos está repleto de restos de otros animales a los que no les tocó ser tan lindos.

La lucha por la igualdad y la no discriminación de raza y de religión y genero se fue extendiendo hasta llegar a la búsqueda y consolidación de los derechos de los animales. Los fundamentalistas de la vida usan como argumento que el hombre no es superior que el resto de los seres vivos. Lamento decirles que sí bien no somos superiores tampoco somos iguales. Los animales se esfuerzan por preservar sus genes; dejar descendencia es su único objetivo. Para el hombre eso está muy lejos de ser cierto. El hombre, el verdadero hombre productivo y creador no solo va a dejar hijos y nietos, también dejará arte, ciencia, literatura, tecnología, edificios, teorías, música, etcétera.

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